Susan Smith

El 2 de noviembre de 1994, Susan Smith, de 23 años, apareció frente a las cámaras, temblorosa y entre lágrimas, durante una conferencia de prensa en Carolina del Sur, Estados Unidos.

En ese momento, afirmaba que un hombre afroamericano había secuestrado a sus dos hijos pequeños, Michael Daniel, de 3 años, y Alexander Tyler, de 14 meses.

Sin embargo, la verdad que estaba por salir a la luz sería mucho más perturbadora: Susan Smith había asesinado a sus hijos, empujando su auto a un lago con ellos dentro, en un intento desesperado por reconquistar a su entonces novio, Tom Findlay.

Susan provenía de un entorno familiar disfuncional. Nació el 26 de septiembre de 1971 en Union, Carolina del Sur, en el seno de una familia marcada por el divorcio y la tragedia.

Su padre, Harry Vaughan, se suicidó poco después de separarse de su madre, y la joven Susan enfrentó varios episodios de abuso sexual por parte de su padrastro, Beverly Russell, un hombre adinerado que se casó con su madre tras el fallecimiento de Harry.

A lo largo de su vida, Susan luchó contra la depresión y las relaciones complicadas. Se casó con David Smith en 1991, con quien tuvo a sus dos hijos, pero la relación pronto se desmoronó. A pesar de los esfuerzos por mantener la apariencia de una familia, Susan mantuvo varias relaciones extramatrimoniales, incluidas con su jefe y su padrastro.

En octubre de 1994, su relación con Tom, el hijo de su jefe, se deterioró. Tom le escribió una carta poniendo fin a su romance y dejando claro que no quería hijos, lo que impactó profundamente a Susan. En un intento por deshacerse de lo que percibía como un "obstáculo" para reconquistar a Tom, ideó un plan macabro.

El 25 de octubre de 1994, Susan condujo a sus hijos hasta el lago John D. Long. Estacionó el auto, dejó el freno de mano y observó cómo el vehículo, con sus hijos adentro, se deslizaba hacia el agua. En su confesión posterior, declaró que inicialmente pensó en suicidarse junto a ellos, pero cambió de idea en el último momento.

Tras varios días de una frenética búsqueda en la que Susan mantuvo la historia de un secuestro, las autoridades comenzaron a notar inconsistencias en su relato. Finalmente, el 3 de noviembre de 1994, confesó haber matado a sus hijos.

Susan fue condenada en 1995 a dos cadenas perpetuas, pero con posibilidad de libertad condicional después de 30 años. Durante el juicio, se presentó como una mujer emocionalmente inestable, influenciada por los abusos que había sufrido y por su desesperación por una vida que nunca pudo alcanzar.

Ahora, después de cumplir su condena, Susan Smith podrá solicitar su libertad condicional, reavivando el debate sobre si una persona que cometió un crimen tan atroz merece reintegrarse a la sociedad.

La noticia ha generado reacciones encontradas en la opinión pública, especialmente entre quienes recuerdan el horror de aquella noche en la que dos inocentes perdieron la vida.