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Nuria y el caso de Ismael Ureña Pérez

diciembre 8, 2024

Por Raúl Germán Bautista

El béisbol, orgullo y pasión en República Dominicana, enfrenta una oscura problemática que cobra vidas y destruye sueños.

El caso más reciente y sin duda alguna, muy devastador, que conmocionó a todo el país, fue el de la muerte de Ismael Ureña Pérez, un prospecto de 14 años, lo cual evidencia los riesgos en academias que inyectan sustancias prohibidas buscando mejoras de rendimiento.

Ismael, oriundo de San Luis, Santo Domingo Este, hacía vida con su familia en humildes condiciones. Desde pequeño, destacaba en el béisbol, lo que lo llevó a la Academia de Yordy Cabrera, donde, según denuncias, fue inyectado con boldenona, un esteroide veterinario ilegal en humanos.

Sus seres queridos describen sus momentos, donde el jovencito experimentó cambios físicos drásticos y síntomas alarmantes antes de ser ingresado en un hospital. Murió días después, con daños irreparables en su hígado y cerebro. Sus padres, devastados, demandan justicia y acusan a Cabrera, quien niega su responsabilidad, argumentando que solo administraba vitaminas.

Expertos señalan los riesgos de la boldenona, que causa efectos adversos graves como fallos hepáticos, infartos y alteraciones hormonales. Este caso es parte de un patrón repetido en el país, donde niños y jóvenes son víctimas de entrenadores que priorizan el lucro sobre la salud.

Inoel Ureña, padre del jovencito difunto, dijo con voz entrecortada y llorosa que: “Él me dice, abrázame mucho papi, abrázame mucho, yo no puedo ver esa foto, cuando yo lo veo, el corazón me baja así de golpe”. También agregó que: “Yordy Cabrera me decía a mí el niño chiquito tiene un talento imposible, un talento lindo”.

La madre, Iris Pérez, por su parte, se fue en llanto y expresó: “Era un niño bueno. Aquí hasta los niños se tiraban al suelo. El papá le compraba corn flakes y leche y agarraba a todos los muchachitos del barrio y los sentaba a comer corn Flakes con leche”.

La señora Pérez, además agregó que: “Yo le decía a mi niño que no te vaya y él me decía te voy a comprar una casa mami, te quiero sacar de aquí, ¿tú no ves que eso es un callejoncito donde vivimos? Yo le decía que no y él siempre me decía, mami gané el juego”.

La señora Pérez reveló que el pasado 20 de julio todo cambió; su hijo logró escaparse de la academia al encontrar la puerta abierta, porque no lo dejaban salir, fue cuando pudo ir a su casa.

“Cuando le pregunté quién orinó, porque el baño está afuera, y él dijo soy yo mami. Y él me dijo no me siento bien mami, me duele las piernas y me sofoco. Cuando vi los orines era sangre”, detalló Pérez.

Inoel Ureña comunicó que a su hijo se le veían los ojos medio amarillosos y grandes. “Rabioso, él venía ahí y dime papi y se ponía como un caballo, una fiera”.

También se dieron cuenta de que el jovencito experimentaba fiebres muy altas, dolor abdominal, vómitos de 5 a 6 ocasiones, actitud irritable y agresiva.

En tanto que lo tuvieron que llevar a una clínica, y, a pesar de no tener en ese momento un diagnóstico, le recomendaron acudir al hospital Ramón de Lara, porque tenía más equipos. De inmediato, lo ingresaron.

El hermano de Ismael, en un momento de la entrevista, dijo: “La doctora me dice mira yo me voy a quedar con él porque si dejo que te vayas, se va a morir en el camino. Y yo le dije por qué, si el llegó caminando, normal, y ella dijo mira tu hermano es porque es muy fuerte, pero a tu hermano se le subió la bilirrubina, se le estaba comiendo el cerebro, el hígado”, dijo Yoel Ureña.

Luego, el jovencito cayó en coma y mientras esperan los resultados de los estudios que confirman sus sospechas de que le habían inyectado algo en la sangre. Ante esto, los médicos enfrentan a los padres, diciéndoles que deberían ser apresados.

Yoel Ureña: “Nos dijeron por qué ustedes le están inyectando cosas de caballo al niño. Yo dije, pero nosotros no tenemos animales, lo que tenemos es perros en la casa y no se le inyecta nada. No, eso es cosa de caballo. Y yo dije, no, él estaba en una academia y le expliqué”.

Se trataba de la boldenona, conocida popularmente como “Caballín”, sustancia que ha ocasionado suspensiones a peloteros de Grandes Ligas, como Jenrry Mejía, Abraham Almonte, Jorge Bonifacio, Francis Marte y Noelvi Marte.

La especialista Laura Anabel Pinedo, quien trabaja en medicina física y además es presidenta de la Agencia Nacional Anti-Dopaje declaró: “La boldenona es un esteroide anabólico desarrollado para uso veterinario. Es un derivado sintético que se utiliza en uso veterinario para aumentar la masa muscular y la potencia en uso veterinario, que a veces se usa en seres humanos, pero no es un uso autorizado ni se desarrolló para tales fines”.

Como cualquier esteroide anabólico, puede ser usado como dopante en el deporte para aumentar la masa muscular, la fuerza y la potencia. Pero también tiene efectos adversos para la salud humana, a corto, mediano y largo plazo, como problemas hormonales, daños al hígado.

Agregó la doctora Pinedo, que puede causar trombosis que pueden llevar a infartos cardiacos y cerebrales. “Las arterias y las venas pueden ocasionar una constricción; a nivel cerebral provoca trastornos a nivel del humor, por eso hay agresividad, brotes psicóticos”.

Los dos hermanos mayores de Ismael, de 21 y 18 años, quienes también formaron parte de la academia de Yordy Cabrera, señalan que él, sin ser médico y en plena violación a la Ley de Salud, les suministraba vacunas interdiarias de supuestas vitaminas sin autorización de sus padres.

Yoel Ureña comentó: “Él nos decía que era complejo b y tiaminal, pero el complejo b con tiaminal no pica, solo te sale el sabor por la boca de que es vitamina. Pero lo que él me ponía era tan fuerte que me salía el olor por la ropa como de alimentos a animales, como a veterinaria”.

Señalan que eso mismo hacía con decenas de niños de la academia, incluyendo a su hermano, a quien le aplicaban las inyecciones interdiario para que tuviera mejor rendimiento durante las demostraciones a los scouts de Grandes Ligas.

Inoel Ureña fue enfático en decir que el niño no le decía nada, porque Yordy Cabrera le metía terror a los peloteros para que no digan si lo están inyectando. “Ese es un criminal”.

Yordy Cabrera es un pelotero profesional de 34 años de edad que no llegó a las Grandes Ligas y formó parte de tres equipos de la Liga Dominicana de Béisbol: Águilas Cibaeñas, Leones del Escogido y Gigantes del Cibao. Terminó su carrera y entonces se dedicó al entrenamiento de prospectos en la comunidad de San Luis.

En ese mismo orden, los estudios realizados al menor, el 22 de julio, dos días después de haber sido ingresado, arrojaron 4.28 microgramos por mililitro de amonio y 4,939 nanogramos por mililitro de ferritina en la sangre.

Posteriormente, Ismael fallece el 25 de julio, al tercer día de estar en uci y al quinto día de haber llegado al hospital.

La doctora Laura Anabel Pinedo explicó que lo que evidencia es que hubo un daño hepático que fue lo que provocó la muerte, porque hay un aumento del amonio y probablemente esto desató un fallo hepático que desencadenó todo el resto del problema a nivel corporal.

Tras el fallecimiento, los familiares se comunicaron con Yordy Cabrera, quien negó su responsabilidad en los hechos, argumentando que solo le inyectaba vitaminas y que no podía hablarles porque supuestamente estaba recién operado.

El 25 de octubre, justamente tres meses después del deceso de Ismael, es que la familia logra interponer la querella en la Fiscalía de Santo Domingo Este, luego de haberse encontrado con numerosos obstáculos para que le acogieran la solicitud, lo que los obligó a auxiliarse de una fundación.

Rusell Orlando Aracena, abogado de la familia de Ismael Ureña comunicó: “La fiscal les dice que tenía ganas de dejarlo preso a ellos, a sus padres y a su hermano. Pero mayor fue la sorpresa cuando pudimos observar que hay una cita en contra de Yoel, el hermano mayor de Ismael. Lo cita Yordy Cabrera. O sea, la Fiscalía que durante casi dos meses no hubiese hecho nada de oficio como la ley lo faculta, resulta que sí recibe una acción por amenaza en contra de la víctima”.

Yoel Ureña dijo que la forma de Yordy Cabrera afrontar la situación fue poniéndole una demanda. “Denunció que yo había ido con una pistola, dizque a matarle el hijo, a secuestrarle el hijo, que yo fui a su casa y yo después de que mi hermano salió de ahí nunca he pasado por allá”.

Los abogados de la familia alegan que después de que Yordy interponiera esa denuncia es que finalmente le aceptan la querella, donde acusan a este de violación a los artículos 295, 302 y 303 del Código Penal Dominicano, que tipifica el homicidio y la barbarie, así como la Ley de Salud, sobre los productos farmacéuticos y la Ley 50-88, sobre Drogas y Sustancias Controladas.

Advierten que no solo es un delito nacional, sino transnacional.

Orlando Aracena, presidente Fundación Familia sin Violencia, expresó: “Inmediatamente a un niño usted comienza a inyectarle esteroide, ese niño no va a ser firmado nunca. Le mienten al niño, le hablan de que son vitaminas, pero qué ocurre, que viene un bono que oscila desde los 200 mil, 500 mil, hasta 4 y 5 millones de dólares”.

Durante el 2023, los 30 equipos de Grandes Ligas destinaron más de 169 millones de dólares en firmar 1,050 jugadores de 26 países, de los cuales más de 89 millones de dólares correspondieron a dominicanos.

Esta es una cifra de la que Ismael, lamentablemente no formará parte, al convertirse en otra víctima más de la falta de regulación de las academias privadas de béisbol.

Las autoridades enfrentan críticas por la falta de regulación en academias y la escasa aplicación de pruebas antidopaje. Organizaciones piden sanciones para los responsables, mientras familiares y abogados luchan contra la impunidad y los conflictos de interés en el sistema.

El proyecto de ley aprobado en el Senado para regular contrataciones en Grandes Ligas es un paso, pero no aborda directamente la problemática de los esteroides. Sin campañas educativas y controles estrictos, historias como la de Ismael seguirán manchando el deporte nacional.

 

 

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