La muerte de Joyce Sousa de Araújo, víctima de constantes abusos psicológicos por parte de su expareja, que la llevó al suicidio el día 17, cumplió 10 días este miércoles (27).
La tragedia, que devastó a la familia, está siendo tratada por la hermana de la víctima, Jaqueline Souza, como un feminicidio: no un simple acto de desesperación, sino el resultado de una relación abusiva que destruyó la vida de Joyce.
En una transmisión en vivo publicada en las redes sociales, Jaqueline denuncia el comportamiento manipulador y depredador de la expareja de su hermana y exige justicia para que responda por el daño irreparable causado. “Mi hermana fue asesinada por una depredadora. La destruyó emocional, física y económicamente. Ya no tenía fuerzas para luchar”, dijo Jaqueline.
El sufrimiento de Joyce, según su hermana, fue el resultado de un control psicológico extremo y una manipulación financiera. Durante la relación, Joyce transfirió más de 100.000 reales a su expareja e incluso financió un coche a su nombre, acumulando deudas en bancos e instituciones financieras.
“Él la controlaba, observaba todo lo que hacía, incluso sus conversaciones. Eso la destruyó por completo”, dijo Jaqueline.
La noche del 11 de noviembre, Joyce, incapaz de soportar más los constantes abusos y humillaciones, intentó suicidarse.
Fue rescatada y hospitalizada, y pese a una aparente mejoría clínica, sufrió una nueva complicación el día 16, siendo intubada nuevamente. El domingo 17 de noviembre sufrió un paro cardíaco, al no poder resistir las consecuencias de la sobredosis y las complicaciones respiratorias.
“Ella no quería morir. Ella quería deshacerse del sufrimiento, pero él no la dejó salir del ciclo del dolor. Fue un depredador quien destruyó su vida y ahora estamos tratando de responsabilizarlo por eso”, dice Jaqueline, quien insiste en tratar la muerte de su hermana como un feminicidio, no como un suicidio.
La Fiscalía de Acre, Brasil, sigue de cerca el caso y ha encargado a dos fiscales que investiguen la muerte de Joyce, que parece ser una víctima más de la violencia contra las mujeres, un problema todavía subestimado en muchos ámbitos de la sociedad.
El Centro de Atención a Víctimas (CAV) y el Observatorio de Género también brindan apoyo a la familia, que busca, además de justicia, generar conciencia sobre los peligros del maltrato psicológico.
“Ahora nuestro dolor es inmenso, pero queremos que la muerte de mi hermana sirva de advertencia a otras mujeres que puedan estar pasando por el mismo abuso. Hágales saber que no están solos y que deben denunciarlo. No queremos que su muerte sea en vano”, concluye Jaqueline, en un llamamiento para una mayor protección y visibilidad para las víctimas de violencia psicológica.
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