María José Estupiñán, conocida como "La Mona", muere tras ser atacada por un falso repartidor.
En Cúcuta, Colombia, la vida de la joven influencer María José Estupiñán, reconocida en redes sociales como "La Mona", fue interrumpida de manera trágica y violenta. El hecho ocurrió a plena luz del día, cuando la joven, de solo 22 años, se encontraba frente a su vivienda en el sector de Belén. Según testigos del suceso, María José fue abordada por un individuo que se hizo pasar por repartidor, aparentemente con la intención de entregarle un obsequio.
El agresor, utilizando esta modalidad engañosa, se acercó a la joven simulando la entrega de un paquete. En ese momento, y sin mediar más interacción, accionó un arma en varias ocasiones contra ella. Después del ataque, el individuo huyó rápidamente del lugar. Las cámaras de seguridad de la zona captaron con claridad el instante del ataque, y esas grabaciones ya están en manos de las autoridades competentes.
Este tipo de agresión ha sido comparado con otro caso ocurrido en México, en el que la tiktoker Valeria Márquez perdió la vida en circunstancias similares, durante una transmisión en vivo. La utilización de este tipo de engaños ha generado preocupación entre quienes defienden los derechos de las mujeres y figuras públicas en entornos digitales.
La ministra de Igualdad, Magda Victoria Acosta Walderos, declaró que María José Estupiñán estaba próxima a recibir una indemnización relacionada con un proceso de violencia intrafamiliar. Esta situación ha sido considerada por la Fiscalía colombiana como una de las líneas de investigación prioritarias en el caso.
Hasta el momento, las autoridades han confirmado que el asesinato de la influencer se encuentra bajo una investigación formal. Además, señalaron que los videos de seguridad recopilados serán piezas fundamentales para identificar al agresor y determinar si existe alguna conexión directa entre el ataque y el proceso judicial en curso vinculado a la víctima.
Este nuevo caso ha encendido alertas en diferentes sectores de la sociedad colombiana, especialmente entre colectivos feministas y defensores de derechos humanos, quienes han manifestado preocupación por la creciente vulnerabilidad de personas con visibilidad pública. La situación ha generado un llamado urgente para revisar las estrategias de seguridad frente a métodos cada vez más elaborados utilizados para agredir a mujeres y figuras públicas.