Camilo Peña, profesional de la ingeniería civil y padre por primera vez, vivió una experiencia que transformó completamente su rutina diaria. Estuvo alrededor de seis horas bajo los restos del techo que se vino abajo en la discoteca Jet Set. Dos meses después del hecho, continúa enfrentando dificultades físicas que afectan tanto su entorno familiar como laboral.
Peña solía acudir con frecuencia a este establecimiento desde hacía ocho años. Según relató al LISTÍN DIARIO, durante el colapso quedó atrapado con la pierna derecha sin posibilidad de movimiento y con una gran cantidad de concreto sobre su espalda. Nunca pensó que esto le causaría consecuencias que cambiarían su día a día.
Con el paso de las semanas, comenzaron a aparecer señales de que algo no estaba bien. Presentaba molestias al permanecer de pie por mucho tiempo, no podía realizar tareas físicas exigentes y, lo que más le ha impactado, no puede sostener durante mucho tiempo a su bebé de siete meses.
“Hay cosas que ahora me cuestan mucho. No puedo estar de pie mucho rato y cargar a mi bebé me causa dolor por el tema en las vértebras”, explicó.
El afectado dirige una empresa que realiza trabajos de mantenimiento estructural para cadenas de supermercados. Sus funciones requieren estar presente en campo y revisar obras constantemente, pero esas actividades se han visto limitadas por los dolores que ahora enfrenta.
Tras realizarse estudios médicos más detallados, los resultados mostraron lesiones en dos vértebras, desgaste en los discos de la columna y otra afección en la pierna derecha. “Me hicieron estudios más profundos y ahí aparecieron las lesiones. El proceso ha sido difícil. Sobreviví, pero ya nada es igual”, comentó.
Además del impacto en su salud, también ha enfrentado un alto costo económico. Señaló que ha gastado más de RD$100,000 en tratamientos médicos, medicinas y terapias. Esto no incluye la estancia de siete días en una clínica privada, donde parte del tiempo permaneció en cuidados intensivos.
Al no tener un empleo fijo, la disminución de ingresos ha sido otro golpe. Algunos de sus clientes al principio mostraron comprensión, pero con el tiempo comenzaron a exigirle que retomara sus responsabilidades.
Peña indica que no ha recibido contacto alguno de los dueños del local, a pesar de conocer desde hace años a Antonio Espaillat, propietario del lugar, con quien coincidía con frecuencia en la discoteca.
El profesional también tiene un lado artístico: forma parte de dos grupos musicales, El Norte, de merengue típico, y Un Par de Bohemios, dedicados a música bohemia. Asistir a Jet Set era parte de su vida cultural y social.
Actualmente, está considerando iniciar acciones legales. “Estoy terminando todos los exámenes médicos. Mi idea es acercarme primero con una propuesta razonable. No quiero demandar por una cifra fuera de la realidad. Esto me ha afectado mucho, pero quiero basarme en lo que he perdido realmente”, dijo.
En caso de no recibir una respuesta favorable, afirma que continuará por la vía legal. También aconseja a otros afectados actuar con calma. “Si no veo respuesta, entonces procedería. Mi consejo a otros afectados es que, si van a demandar, no lo hagan con rabia. La justicia humana a veces no favorece, y si no sale a tu favor, el sufrimiento es doble. Hay que dejar también espacio a la justicia divina”, expresó.
El impacto también alcanzó a su familia. Su padre tuvo que ser intervenido por complicaciones cardíacas, producto del estrés al enterarse de que su hijo estaba atrapado bajo los restos del techo. “Para nadie es fácil escuchar que su hijo está enterrado. Esa noche entendí lo frágil que puede ser la vida. Si uno quiere hacer algo, que no lo postergue”, compartió.
Durante todo este tiempo, su esposa y familiares han sido su principal apoyo. Aunque por momentos siente desánimo, reconoce la fortaleza que recibe de su entorno. “A veces uno se frustra, pero mi familia ha estado ahí para darme fuerza”, dijo.
El recuerdo de esa madrugada vuelve cada día ocho, una fecha que marcó un antes y un después en su vida.