"Esto es algo que no podemos creer; se siente como una pesadilla de la que uno quisiera despertar por el sufrimiento y la destrucción que deja".
Raquel Ureña, prima de Carmelina Cabreja, una de los cuatro familiares ultimados la madrugada de este lunes en la comunidad Aminilla del municipio Partido, en las afueras de la provincia de Dajabón, expresó con estas palabras su dolor. Carmelina Cabreja fue una de las cuatro víctimas del linchamiento de la familia relacionado con pandillas haitianas.
Entre las víctimas del crimen se encuentran Carmelina Cabreja, de 49 años y madre de cuatro hijos, su esposo, el terrateniente y dentista Papito Medina, de 60 años, su hijo Daniel Medina, de 20 años, y Charli Veloz Quezada, de 17 años. Originario del barrio Los Quezada. la provincia de Espaillat, de Moca. El hijo herido de la pareja todavía está siendo tratado en un hospital.
Raquel Ureña considera importante profundizar en las indagatorias porque sabe que la estructura pandillera donde fue asesinado su familiar incluía a otros miembros de la pandilla, incluidos delincuentes dominicanos que rastrean a sus víctimas.
No es cierto, afirma Ureña, que una pandilla esté formada por tres miembros, que busquen formas de derrocar este sistema que aparentemente apunta a familias que residen en zonas segregadas.
Los cuerpos permanecían la mañana de este martes en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Santiago (INACIF) para realizarles la autopsia. Se prevé que sean enterrados en el cementerio de Aminilla el miércoles.
Un familiar de Carmelina Cabreja llamado José Valentín Quezada hace un llamado a la policía local y al Ministerio Público para que atiendan el actual estado de agitación en la frontera.
Por su disposición a permitir el paso de inmigrantes indocumentados, Santiago Cruceta cree que el gobierno tiene parte de culpa en lo que ocurre en las comunidades fronterizas.
Recuerda que hace un mes otras cuatro personas resultaron heridas y un prestamista fue asesinado por bandas criminales que operan en la región fronteriza de Dajabón.
Pencio Quezada, abuelo de Charly Veloz Quezada, pide que se haga justicia. Veloz Quezada, era padre de un niño de cinco meses, y trabajaba conjuntamente con el hijo del ganadero Papito Medina.
Debido a la naturaleza espantosa de la masacre, Quezada expresa su rabia amenazando con hacer justicia con las manos.
Hilario Veloz, el padre del niño, está tan abrumado por el dolor que sólo puede llorar y prefiere evitar hablar de la tragedia.
En este caso, la policía afirmó haberle quitado la vida a un pandillero y detenido a otro. La jefatura de la Policía Nacional de Santo Domingo es la encargada de llevar el caso que ha consternado a todos.