Catalina Leyva, una joven de 24 años, salió de su casa el pasado 8 de noviembre a las 8:30 de la mañana rumbo al sector de El Perdomo, en Ciudad Bolívar (Bogotá), Colombia.
Según relató su novio, Andrés Cárdenas, la dejó en el lugar donde tendría una entrevista de trabajo y acordaron que él regresaría por ella más tarde por ella. Sin embargo, Catalina nunca volvió.
Dicho trabajo sería como modelo webcam, por lo que se dirigía a un estudio ubicado en el sector. Pasadas varias horas, la pareja de la mujer intentó contactarse con ella para ir a recogerla en su moto, pero esta nunca contestó.
Luego llegó al sitio y tampoco la encontró por lo que decidió denunciar a las autoridades su posible desaparición.
La angustia de Andrés creció al no obtener respuesta de Catalina y, según informó Semana, en medio de su desesperación, el novio acudió a un CAI para reportar su desaparición.
Gracias a la ubicación compartida entre ambos, lograron localizar el celular de la joven en una zona boscosa. Poco después, las autoridades hallaron su cuerpo sin vida en un potrero cercano.
Según reveló el informe de Medicina Legal, al que tuvo acceso dicho medio, Catalina fue brutalmente golpeada, abusada sexualmente y asfixiada hasta morir.
“La muerte se explica por estrangulamiento asociado a sofocación, que se da por compresión extrínseca del cuello y de las vías respiratorias superiores, impidiendo el adecuado flujo de oxígeno al cerebro (…). Hay signos de actividad sexual violenta reciente asociado a sujeción antemortem”, detalló el reporte.
La Fiscalía investiga la hipótesis de que Catalina fue contactada para un casting en un estudio webcam. Esta línea de investigación se fortaleció tras el hallazgo de conversaciones y archivos en el teléfono y computador de la joven.
Además, la familia denunció que, tras su muerte, varias personas vinculadas a este entorno intentaron contactarlos.
En medio de la entrevista laboral, Catalina envió a Andrés (su novio) una fotografía en la que se veía a un hombre caminando en la zona donde luego fue hallado su cuerpo.
En la imagen, el individuo vestía tenis azules, jean, chaqueta verde, maleta y gorra. Catalina le manifestó a su pareja que debía tomarse fotos para el trabajo, pero también le confesó que se sentía nerviosa.
Catalina era una joven apasionada por las motocicletas y activa participante en grupos de moteros, quienes la despidieron en su último adiós.
Su familia, devastada por el crimen, ha denunciado la falta de avances significativos en la investigación. Recientemente, la Fiscalía notificó un cambio de fiscal a cargo del caso, lo que incrementó la frustración de sus allegados.
Luis Leyva, padre de la joven, afirmó: “Mi hija no merecía este final. Solo queremos justicia y que los responsables paguen por lo que hicieron”.
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