El artista dominicano comparte su experiencia personal tras alcanzar el éxito en Miami.
Carlos Alfredo Fatule compartió uno de los momentos más difíciles de su vida durante una conversación en Altanto TV, en Santo Domingo, República Dominicana. El artista, visiblemente afectado, confesó que llegó a un punto en el que sintió que nada tenía sentido. “Nada valía la pena. Ni la música, ni el teatro, ni el éxito en Miami… pensé en quitarme la vida”, expresó con sinceridad al recordar esa etapa.
En ese entonces, se encontraba en Miami Beach. Había firmado un contrato para participar en un programa transmitido a nivel nacional, con una inversión superior a los 100 mil dólares por emisión. Su versatilidad artística, que abarcaba el canto lírico, la actuación, la imitación, el humor y la conducción, lo posicionaba como una figura destacada dentro del medio.
A pesar del éxito profesional, comenzó a sentirse vacío por dentro. Diversos acontecimientos afectaron profundamente su estabilidad emocional. Entre ellos, el repentino fin del programa debido a la Guerra del Golfo, una situación económica difícil y las secuelas de un divorcio. Todo esto lo llevó a una etapa en la que sintió que había perdido el rumbo.
Desde temprana edad en La Romana, el arte formó parte esencial de su vida. Su madre, quien era maestra, lo impulsó a tomar clases de música. “Mi primer escenario fue el baño de mi casa”, recordó con humor. A los 9 años ya cantaba en público, destacándose con la interpretación de “Quisqueya” en el parque central. Aunque soñaba con estudiar dirección de orquesta en Alemania, terminó optando por medicina por decisión materna, quien lo veía como un sanador de almas.
Mientras realizaba actividades médicas en casa, también comenzaba su camino en la música, tocando piano en clínicas y luego en fiestas para médicos. Su talento llamó la atención de Bertico Sosa, quien lo recomendó para un festival en Puerto Rico, donde obtuvo el primer lugar. Posteriormente, se integró a proyectos como Teleantillas, Milton Peláez, el Sabro Show y Gózalo. De ganar 60 pesos en una clínica, pasó a obtener 400 por cantar en televisión, pero aún sentía un vacío interior.
Ese vacío comenzó a llenarse cuando interpretó a Jesucristo en la obra “Jesucristo Superstar”. Este papel marcó el inicio de una transformación personal. “Ahí empezó mi conversión. Yo no fui a ninguna iglesia, pero algo se reconstruyó en mí”, afirmó. Posteriormente, el pastor Ezequiel Molina jugó un papel clave en ese proceso de cambio. A partir de entonces, comprendió que su propósito iba más allá de la fama: se trataba de sanar su interior.
Actualmente, Fatule se dedica a crear obras con contenido cristiano. Entre ellas, destaca “Perseguidos”, una pieza que narra la historia de los primeros cristianos durante la persecución bajo el imperio de Nerón. “Es una obra para quienes sienten que ya nada tiene sentido. Como me sentí yo una vez”, comentó. La puesta en escena se presentará el 6, 7 y 8 de junio en la sala Ravelo del Teatro Nacional.
Además, el próximo 24 de mayo actuará en la comedia “Abuelo de Emergencia”, en Escenario 360. También continúa escribiendo, cantando y proyectando una carrera cultural. Aunque renunció a un cargo público por motivos personales, no descarta participar en una propuesta que contribuya al desarrollo desde el ámbito cultural.
La historia de Carlos Alfredo Fatule es una muestra de superación personal. Ha logrado reconstruirse enfrentando momentos de oscuridad y encontrando un nuevo sentido a su vida. Como él mismo expresó: “Jesús reconstruye como el alfarero. Y yo necesitaba arreglar ciertas partes”.